Hay dos tipos de personas en el mundo: las que saben exactamente cuándo reservar su hotel en agosto para evitar que les cobren el equivalente a un billete a la luna, y las que improvisan y acaban durmiendo en un coche en Almuñécar. Pero, si trabajas en hostelería, saber cuándo es la temporada alta no es cuestión de suerte: es supervivencia.

Vamos a desgranar el calendario turístico español con claridad, paso a paso y con todos los detalles que necesitas para no perderte nada.

Índice de contenidos

¿A qué nos referimos con temporada alta y baja?

Temporada alta: ese momento en el que al hostelero no le da la vida. El teléfono suena más que el despertador de un opositor, las habitaciones vuelan, y el recepcionista se convierte en terapeuta, meteorólogo y maestro de yoga en tres idiomas.

La temporada baja, en cambio, es el silencio. Es cuando puede tomarse un café sin que suene el timbre, reordenar almacenes, y por fin quitar ese cuadro horrible de la habitación 204 que lleva ahí desde 1998.

En términos más técnicos: la temporada alta es cuando la demanda turística se dispara, los precios suben y los recursos se exprimen. La baja, cuando la cosa se relaja (a veces demasiado) y toca reinventarse.

A qué nos referimos con temporada alta y baja

¿Cuándo es la temporada alta en España?

Aunque parezca que todo el país se activa cuando se estrena el primer anuncio de cerveza del verano, la temporada alta no es igual en todas partes.

  • En destinos de sol y playa (la costa mediterránea, Baleares, Costa del Sol...) la temporada alta está clarísima: de mediados de junio a mediados de septiembre. Con julio y agosto tan llenos como la playa de la Barceloneta un domingo de agosto.
  • Semana Santa es un mini pico de locura en zonas rurales, ciudades con procesiones y hoteles urbanos.
  • Navidad y Fin de Año son la sorpresa estacional. Las ciudades se llenan, los hoteles brillan (literalmente), y los desayunos bufé acaban pareciendo cenas de Nochevieja.
  • Canarias y Baleares juegan en otra liga. En Canarias, la temporada alta es casi todo el año. Baleares vive su pico de mayo a octubre.

La moraleja: cada zona tiene su calendario. Y si lo ignoras, puedes acabar programando reformas en agosto.

Características de la temporada alta en España

En temporada alta, la ocupación hotelera se acerca peligrosamente al 100 %. No hace falta mirar informes: basta con pasear por los pasillos y ver el trasiego constante de maletas, niños correteando y el personal coordinándose casi por telepatía.

Técnicamente, hablamos de full occupancy, ese ansiado (y temido) momento donde hasta la habitación 404 -la que nadie quiere porque da a la azotea- está ocupada.

  • La ocupación cerca del 100 % se traduce en que cada reserva, cada upgrade y cada "late check-out" deben estar perfectamente controlados en el channel manager y el PMS. No hay margen para el error: una habitación fuera de inventario por olvido puede suponer la diferencia entre el overbooking y la armonía operativa.
  • El teléfono de recepción arde. El personal de recepción atiende llamadas, check-ins, consultas, reservas en restaurantes y, de paso, hace de psicólogo aficionado. Todo ello mientras el departamento de housekeeping coordina limpiezas exprés para que las habitaciones estén listas en tiempo récord.
  • Los turnos se superponen y la plantilla se multiplica. Los horarios se ajustan al máximo, y se incorporan refuerzos temporales para cubrir picos de demanda. El equipo de reservas y el revenue manager van afinando precios y disponibilidad casi en tiempo real, para evitar que se escape ni una oportunidad.

El arte de la ocupación máxima

En estos días, la hotelería despliega toda su artillería:

  • Las tarifas suben. El ADR (Average Daily Rate) se dispara, al igual que los ingresos por habitación disponible (RevPAR). Los servicios complementarios -como el desayuno buffet, el parking o el spa- se convierten en terreno fértil para el upselling.
  • El trabajo en equipo es esencial. El front desk se coordina con housekeeping, mantenimiento y alimentos & bebidas como si fueran una sola unidad, anticipando necesidades y resolviendo incidencias sobre la marcha.
  • La adaptabilidad es la regla de oro. El personal pasa de hablar varios idiomas a improvisar en "lenguaje universal de señas y sonrisas", y cada departamento saca su lado más camaleónico para mantener la satisfacción del huésped en niveles óptimos.

Y los huéspedes… ¡más exigentes que nunca!

  • Los clientes llegan con expectativas muy altas. Algunos piden trato de cinco estrellas con presupuesto de mochilero, mientras otros reclaman flexibilidad total: "¿Puedo desayunar a las tres de la tarde? Es que estoy de vacaciones"
  • Aquí, la hospitalidad se mide en pequeños detalles y en la capacidad del equipo para mantener la calma y la cortesía, aunque el lobby parezca una estación en hora punta.

Todo debe salir perfecto

  • Los check-ins deben ser fluidos y ágiles, sin colas ni demoras.
  • El desayuno se convierte en una operación logística de precisión, donde la coordinación con cocina y sala es clave para evitar que los huéspedes tengan que esperar por el café.
  • La limpieza de habitaciones se realiza a contrarreloj, pero sin sacrificar la calidad. Aquí, la gestión de tiempos y la comunicación interna son cruciales.

Características de la temporada alta en España

¿Cómo preparar tu hotel para la temporada alta?

Al preparar el hotel para la temporada alta cada detalle importa y la improvisación queda fuera de la carta. Aquí tienes lo esencial para que tu hotel brille en los meses de mayor demanda:

  • Refuerza tu equipo: En temporada alta, necesitas un equipo bien formado y motivado, como una brigada en cocina durante una noche de gala. Invierte en formación y asegúrate de que cada puesto esté cubierto por alguien que entienda el ritmo real del hotel. Un equipo sólido es tu mejor recurso frente a la avalancha de reservas.
  • Automatiza todo lo posible: El tiempo es oro y la eficiencia, tu mejor aliada. Un buen PMS, check-in automático y reservas online bien integradas pueden convertir una jornada complicada en una operación fluida y sin sorpresas. Así, minimizas errores y el equipo puede centrarse en lo que realmente importa: el huésped.
  • Revisa tus procesos: La temporada alta no deja margen para ineficiencias. Repasa cómo funcionan todas las áreas: limpieza, mantenimiento, atención al cliente. Optimiza lo que puedas y elimina pasos innecesarios. Un proceso afinado marca la diferencia entre un día estresante y un día de éxito.
  • Mima a tu equipo: El personal es el motor del hotel. Ofrece incentivos, turnos bien organizados y descansos reales. Asegúrate de cuidar el ambiente laboral y facilitar herramientas que permitan a cada uno rendir al máximo. Un gesto pequeño puede transformar la motivación de todo el equipo.
  • Cuida la experiencia del cliente: La excelencia está en los detalles. Una bienvenida profesional, un servicio ágil y una atención personalizada logran que el huésped perciba control y calidad, incluso cuando el hotel está al máximo rendimiento.

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La temporada alta no es solo un periodo más del año: es la prueba de fuego para cualquier alojamiento. Es el momento en que se pone a prueba la preparación del equipo, la eficacia de los procesos y la solidez de cada departamento. Cada detalle cuenta, y lo que en temporada baja puede pasar desapercibido, ahora se convierte en protagonista.

Con buena planificación, el apoyo de la tecnología y un equipo comprometido, no solo se puede afrontar el reto, sino destacar. Cuando los huéspedes se van satisfechos y el personal, aunque cansado, conserva el buen ánimo, sabes que has hecho las cosas bien. Porque en hostelería, la temporada alta es como jugar una final cada día. Y estamos aquí para ganarla.

 

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